17 julio, 2008

Querida Julia

Querida Julia,

Cuando conoces a alguien por la noche , todo se envuelve en humo de jazz y las verdades brotan de nuestros labios con olor a agüita destilada. En medio de gente que tanto tiempo hace que no ves, con una directora de casting que te imponía hace años tomándose una copa a tu lado, levantando una capa más de la cebolla que a todos nos envuelve...en medio de todo una mujer.
Te vi imponente, atrevida, con un escote que quitaba el hipo y una simpatía fuera de esa belleza exterior que te volvía ,si cabe, más linda por dentro.
Me sorprendiste porque yo también vi un trocito de mi reflejado en ti, pero más hecha, más mujer que lo que yo a tu edad.
Lucha, lucha gran mujer sin perder la dulzura de tu violín.
No te engañes, no es valentía, es amor a la vida, a disfrutar hasta cuando se está llorando. Adaptarse, sobrevivir y saber diferenciar el momento en el que algo ya no te hace reir. Saber salir de escena de la obra equivocada y crecer en tu interior. Eso, lo que llevas dentro, es lo que nadie, jamás te podrá robar. Ni siquiera el tiempo.
Mis decisiones no son tan férreas como puedan parecer.
Ayer, en el Festival de Jazz, con todos esos maestros en el escenario y la maravillosa voz de Buika arañándome el alma... ayer lloraba de ganas de volver a sentirme como ellos.
Entonces mi compañero me dijo, “ninguna puerta se cierra del todo, y yo estoy a tu lado para lo que decidas”.
Y recordé tus palabras “ te deseo lo mejor, aunque ya vi que lo tienes”...soy realmente afortunada.
Cerré los ojos y sonreí empapada de trompeta, saxo y voz, y pensé ¿Por qué la vida no durará una eternidad?

Siempre tuya.